domingo, 10 de noviembre de 2013

Un boleto de ida por China Airlines...


Era martes y entré a mi casa azotando la puerta principal, subí y corriendo las escaleras, y llegué al baño justo un segundo antes de vomitar bilis. Había hecho 2 horas con 10 minutos para cruzar sólo media ciudad. Tomé tanto avenidas grandes como atajos y nada,  un trayecto que normalmente hago en 20 minutos me había provocado descompensación, estrés y vómito. Otro día en la ciudad.

Nunca me había puesto tan mal por algo tan trivial, y después de darle mil vueltas descubrí algo que me costaba reconocer: mi cuerpo lo estaba haciendo a propósito. Quería manipularme y hacerme creer que yo era intolerante a la Ciudad de México. Estaba buscando pretextos para sacarme de casa y depositarme en el aeropuerto más cercano y estaba dispuesto a sucumbir al estrés y otras afecciones para demostrarme que la fecha de mi próxima partida debía adelantarse.

Al principio me enojé, y mucho, no quería ceder ante mis impulsos, pero... la verdad es que nada me costaba comprar un boleto de avión y largarme. Después me inventaría algo con que contrariar a mi mediocre director de carrera al tratar de correrme. 

-”Hola, quisiera un boleto de ida vía China Airlines...”

1 comentario:

Ane Arellano dijo...

Mi amor ya tienes compañera de viajes ! Hay que empezar a planearlos, te quiero mucho y nos vemos cuando yo termine esta aventura ... Ane Arellano